8 de Abril: Día internacional del Pueblo Gitano

Otro ocho de abril, pero en este caso del año 1971, se celebraba en Londres, el I Congreso Mundial Romaní .Con esta celebración comenzaba un proceso de unión y de planificación de futuro del pueblo gitano.

Se han conseguido avances, pero a ojos de esta comunidad, escasos, aún siendo la minoría étnica más importante de la Unión Europea.

A día de hoy este pueblo sigue luchando por ser un pueblo autónomo a nivel social, pero, sobre todo, por que se le otorgue el reconocimiento cultural e identitario que se merece.

Sin embargo, como siempre pasa, la ideología dominante nos ha convencido desde pequeñas que el género, la raza y la clase social no son un obstáculo para lograr una posición acomodada y de reconocimiento en la sociedad. Esta cultura del “esfuerzo” responsabiliza a los individuos de ser víctima de opresiones colectivas y estructurales. Es decir, culpamos al pueblo gitano de haber sufrido 500 años de opresiones, de políticas que lejos de beneficiarles los segregan más.

Llevamos siglos eludiendo responsabilidades y señalando a las victimas como culpables,es decir, siendo opresoras encubiertas. A nosotras, las payas, nos resulta más cómodo señalar la situación como un problema personal e individual para tapar que realmente existe un problema político y colectivo.

Aprovechando el tirón que ha tenido hace un mes la huelga feminista, hay que poner especial énfasis en las mujeres gitanas, que no solo son discriminadas por su raza, si no que también sufren por su condición de mujeres.

El feminismo gitano o romaní también existe. Existen diversas asociaciones, pero quizás la más visibilizada es la Asociación de Gitanas Feministas por la diversidad; vienen de todas las partes de España, las hay católicas, evangelistas o agnósticas , de diversas orientaciones sexuales … pero lo más importante su lucha es que se forjó entre chabolas y no se sienten identificadas con el feminismo “payo” ya que para ellas el empoderamiento no se basa en pobres cursos de alfabetización o bolsas de trabajo, el empoderamiento debe de ser real , es decir, político y buscando espacios dentro de la vida pública.

No hay una producción académica del feminismo gitano , ni un discurso político, pero si que existe un lucha continua por sus derechos que da un feminismo mucho más activo: que no se basa tan sólo en conceptos marcados y muchas veces desfasado.

Al fin y al cabo, la cultura gitana es una cultura matriarcal , al contrario de lo que puedan decir voces discordantes, contaminada por el influjo del capitalismo y del patriarcado que luchan para que cualquier intento de autorganización femenina sea nulo.

El pueblo gitano no quiere limosnas, quiere el compromiso de las instituciones y de la sociedad.

Hagamos del día 8 de abril un día de unión para seguir avanzando y recomenzar este camino.

 

*Alba Sanmartín es compañera de la Red Equo Joven.