Los Derechos De Las Personas Trans Son Derechos Humanos: Posicionamiento de la Red EQUO Joven sobre la exclusión de las Personas Trans del Feminismo.

                                           

A largo de las últimas semanas se ha generado en redes sociales un debate público sobre la existencia de las personas trans y su vivencias e identidades. Por una parte desde la Red EQUO Joven, haciendo hincapié en un ecofeminismo que se centre en los cuidados, hemos observado que el nivel discursivo se asemeja mucho al argumentario, herramientas y métodos que utiliza la ultraderecha tanto en España como a nivel internacional. Que los debates que se están generando se basan en el cortoplacismo, y que este genera una simplificación de los debates haciendo que la realidad sea blanca o negra, en vez de una gama de grises, o incluso de colores que no se encuentra a simple vista. Esta simplificación construye una otredad siempre, un enemigo a combatir que nos hace dividir en la lucha frente al enemigo real el cis- heteropatriarcado blanco y capitalista que nos explota y nos oprime.

El posicionamiento que aquí intentaremos describir es fruto de un debate y consenso entre las diferentes posturas a esta temática, que se ha realizado entre las compañeras que formamos la Red EQUO Joven. Antes de pasar a
nuestras conclusiones, expondremos fragmentos y citas de autoras relevantes en los estudios de género, entre estos también los estudios queer. Simone de Beauvoir afirmaba «No es posible tratar ningún problema humano sin tomar una actitud; la misma manera de plantear los problemas y las perspectivas adoptadas suponen una jerarquía de intereses; toda cualidad envuelve valores; no hay descripción pretendidamente objetiva que no se levante sobre un plan ético». Con esta afirmación nos ponemos en la tesitura de que el debate que se está teniendo con respecto a la existencia de las personas trans, lleva detrás una estructura de debilitamiento tanto del movimiento feminista como del
movimiento LGTBI+, siendo este último criticado debido a la defensa de la existencia de las personas trans, y sobre todo las disidencias del sistema sexo/género.

Teresa De Lauretis nos recuerda que «la única manera de situarse fuera del discurso del poder es desplazarse uno mismo dentro de él; rechazar las preguntas tal y como vienen formuladas, o responder taimadamente, o incluso
citar pero en contra del sentido literal». Entendemos con esta afirmación la importancia de la autocrítica, de repensar lo ya dado, y construir a partir de ello. Esto ha sido básico tanto para el movimiento feminista como para el
movimiento LGTBI+ y que no se debe olvidar por ninguno de los dos
movimientos, que en muchas ocasiones han luchado juntos.

Desde la RQJ entendemos el género como una construcción social, perpetrado por el sistema patriarcal y su sistema de reproducción social, por el que se ha jerarquizado la sociedad, poniendo en la punta de la cúspide al hombre cis-
hetero blanco y de clase media-alta. El género, desde la perspectiva occidental, ha venido ligado al sexo, creando el sistema sexo/género, base del sistema cis- heteropatriarcal. De esto nos habla Judith Butler sobre la performatividad del género: «Decir que el género es performativo significa decir que posee una determinada expresión y manifestación; ya que la “apariencia” del género a menudo se confunde con un signo de su verdad interna o inherente. El género está condicionado por normas obligatorias que lo hacen definirse en un sentido u otro (generalmente dentro de un marco binario) y por tanto la reproducción del género es siempre una negociación de poder. Finalmente, no hay género
sin reproducción de normas que pongan en riesgo el cumplimiento o incumplimiento de esas normas, con lo cual se abre la posibilidad de una reelaboración de la realidad de género por medio de nuevas formas». Estas premisa sobre la performatividad del género, y relacionado con ello, la sexualidad, lleva también a la reflexión sobre las personas disidentes del sistema heteropatriarcal a las cuales se nos mete en armarios y se no hace tener que demostrarlo una y otra vez, o incluso en armarios de cristal en los que se tiene que luchar sobre las normas establecidas cada vez que se sale a la calle.

Sobre esto también nos habla Paul Preciado, sobre cómo el sexo se ha formado como una herramienta de dominación: «el sexo es una tecnología de dominación heterosocial que reduce el cuerpo a zonas erógenas en función de una distribución asimétrica del poder entre los géneros (femenino/masculino), haciendo coincidir ciertos afectos con determinados órganos, ciertas sensaciones con determinadas reacciones anatómicas».

Esos fragmentos y las reflexiones que hemos tenido para poder entender cómo el género es construido nos viene a partir de varias preguntas como ¿qué es ser hombre o mujer?; si nacieramos en un espacio neutral sin reproducción social, ¿sabríamos que somos hombres o mujeres?; si el género es binario, ¿qué pasa con las personas que se quedan fuera de este sistema y sus errores?

Este tipo de preguntas, las lecturas, y el debate, hicieron que entendiéramos la naturaleza y las sociedades como algo diverso que no puede ser estanco; que se pueden crear leyes pero que éstas no abarcan la plenitud del ser. Ejemplo de esto son las personas intersexuales, el hiperandrogenismo, la insensibilidad a los andrógenos, etc. que son parte intrínseca de la naturaleza humana y que nada tiene que ver con enfermedades ni patologías.

Por ello, la Red EQUO Joven concluye que:

  • Las mujeres trans, los hombres trans y las personas trans no binarias, son mujeres, hombres y no binaries. Puesto que son y serán, y siempre encontrarán en nosotras un espacio de seguridad, para ser, debatir y luchar.
  • Que los derechos de las personas trans son derechos humanos, y como organización verde, las seguiremos defendiendo.
  • El sistema patriarcal oprime a las mujeres y a todas las disidencias afectivo-sexuales y de género.
  • Se debe conseguir la despatologización de las personas trans e intersexuales y su derecho de autoderteminación. Aunque en 2018, la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar la trasexualidad una enfermedad, en España a estas personas se les sigue exigiendo un diagnóstico médico para poder cambiar su nombre y su género en la documentación oficial, entendiendo que esta solo incluye la categoría de sexo y no la género dejando fuera a las personas no binarias.
  • Implementación de protocolos para dar respuesta a las necesidades de salud sexual y reproductiva de las personas trans, entendiendo las especificidades de los hombres y las mujeres trans, e incluyendo en estas a las personas no binarias.
  • Se debe aceptar que las transiciones son únicas a cada persona, y que no se puede poner unas reglas rígidas sobre lo que se es o no se es.
  •  Es necesaria la creación de una ley estatal Trans y LGTB+ que ponga el foco en la protección de las personas vulnerables dentro de este amplio colectivo, y que por fin se cumplan los artículos 10, sobre el libre desarrollo personal, y el 14, sobre la no discriminación e igualdad, que recoge la Constitución Española.
  • Hay que poner el foco en la salud mental de las personas que transicionan, ya sea médicamente o de cualquier otro modo, y que reciban atención psicológica sin que esta sea patologizante ni discriminatoria.
  • Mejorar la formación de los especialistas en los campos de la psicología y medicina sobre la realidad de las personas trans y la importancia de la no-continua patologización de las personas trans.

1 Este documento y posicionamiento se ha realizado en un ámbito de cuidados de construcción
en el que desafortunadamente no hemos podido contar con la experiencia y las vivencias de
una persona trans.