A nuestro futuro Gobierno queremos decirle que no se olvide de nosotras, la juventud. Les pedimos que recuerden a las muchas y muchos jóvenes que han salido del país únicamente con billete de ida o que se han quedado buscando alternativas, muchas veces precarias. Jóvenes formados y formadas en universidades públicas que no pueden devolver a la sociedad aquello que se les ha dado: educación superior o profesional de calidad; o que deberán conformarse con un trabajo mal remunerado o que no se corresponde con su formación. Y es que, más de 2 millones residen en el extranjero – y esta cifra no deja de subir-y más del 50% de los y las menores de 25 años están en situación de desempleo en España.
Para nosotras, personas de la Red Equo Joven (RQJ), parte de la solución a esta crisis ambiental y económica que nos golpea especialmente empieza por impulsar la transición de nuestra economía hacia el futuro, haciéndola sostenible y creando empleo verde. Pero ¿qué es el empleo verde?
Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) los empleos verdes son aquellos que reducen el impacto ambiental de los agentes económicos hasta alcanzar niveles más sostenibles. Los negocios y empleos verdes ayudan a reducir el consumo de energía, materias primas y agua mediante estrategias de eficiencia, a descarbonizar la economía y a reducir las emisiones de gases efecto invernadero, a disminuir o evitar por completo todas las formas de desechos y de contaminación y a proteger y restablecer los ecosistemas y la biodiversidad. El empleo verde en España supone el 2,2% del empleo total y genera el 2,5% del PIB, siendo un sector resiliente a la crisis económica y en auge.
Este año 2016, el lema del Día Internacional de la Juventud es “El camino hacia 2030: erradicar la pobreza y lograr el consumo y la producción sostenibles”; y para la RQJ está claro: el camino hacia el futuro es el empleo verde.
Para ello, necesitamos una nueva revolución industrial: construir un nuevo modelo que nos permita salir de este contexto económico actual, transformando nuestra economía de manera justa y sólida hacia un desarrollo sostenible. La profunda crisis multisectorial, que se agravará en el futuro próximo debido al cambio climático y la escasez de recursos, debe hacernos reflexionar y reaccionar.
Además del aumento de oferta de empleos en sectores tradicionalmente relacionados con el cuidado del medio ambiente- como el tratamiento y la gestión del agua, la gestión de los residuos, los servicios ambientales, la agricultura y la ganadería ecológica, las energías renovables y la conservación y gestión de la biodiversidad- están surgiendo cada vez con más fuerza otros sectores, como son los campos de las tecnologías de la información y la comunicación, la rehabilitación-edificación sostenible, el turismo sostenible, las actividades específicas relacionadas con la mitigación o adaptación al cambio climático, la movilidad y el transporte sostenible.
Una economía verde es doblemente favorable: para el medio y para las personas, puesto que el primer requisito del empleo verde es que sea decente. Vivimos en un mercado de consumismo desmedido, sin información ni criterio, y el empleo verde tiene dos: trabajo digno y sostenibilidad.
Por todos los motivos anteriormente citados, pedimos:
– Estandarizar las normas estadísticas que miden la cantidad de empleos verdes, de acuerdo al marco que proporciona el Sistema Integrado de las Naciones Unidas para contabilidad ambiental y económica y las recomendaciones de la Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo, con el fin de hacer políticas públicas con los datos adecuados y de manera eficiente.
– Evaluar regularmente el ritmo al cual la demanda por trabajadores en los servicios de gestión medioambiental y de recursos cambia, en comparación con el grado normal de flujos en el mercado laboral, incluyendo en un contexto macroeconómico el impacto del crecimiento de la economía verde en el mercado laboral.
– Desarrollar estrategias para recuperar los empleos que se pierdan por la aplicación de políticas de crecimiento verde, sobre todo en sectores carbono intensivos (como la minería del carbón y la generación de energía sucia y la industria siderúrgica y cementera), para no dejar a nadie atrás.
– Avanzar, a nivel de la Unión Europea, en la cohesión y eficiencia de las políticas de empleo verde con el resto de Estados Miembros, así como en las posibilidades de financiación.
– Evaluar con los empleadores a nivel local las competencias requeridas, se mejoren los sistemas informáticos de búsqueda de este tipo de empleo, se hagan formaciones con ese fin y se favorezca, en términos generales, un diálogo entre distintos agentes económicos que tenga como resultado más empleo verde.
– Aumentar la inversión del Estado en la mitigación de los impactos al medio ambiente, favoreciendo las prácticas empresariales sostenibles, la inversión en I+D y las prácticas sostenibles en materia de gestión de agua, residuos, transporte, planeación urbana, etc.
– Incorporar la educación ambiental y formación en competencias con perspectiva sostenible de manera transversal tanto en la educación superior universitaria como en la formación profesional, con el objetivo de favorecer el equilibrio entre la futura oferta y demanda de empleo verde.
Esther Velasco Aragón – Irene Vivas Lalinde – Francisco Sánchez Molina
Miembros Red Equo Joven